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Narra la historia de un camposanto no es tarea fácil, en especial, para aquellos que recuerdan y tratan de olvidar los momentos difíciles de la despedida de algún ser querido. Al presentar las dimensiones culturales de esta necrópolis china, pretendemos educar y elevar el significado de la esencia de las prácticas orientales .Muchos se les eriza el cabello y sienten un temor a la mala suerte, la simple mención del tema. La muerte resulta ser desagradable, pero el recuerdo es la reflexión del valor de la perdida. Al cruzar el arco del portón del cementerio, se visita a personajes que en vida ,habrían exigido antesala o una llamada previa. Pero la soledad del panteón ni siquiera muestra nombres cargados de resonancias perdurables, ni personajes polémicos y famosos o políticos odiosos, solo de gente sencilla que trabajo con una visión .En la democracia del silencio pudiera parecer macabro, pero escuchamos de sus frías lapidas de mármol, lecciones de historia, sociología ,ética, alegráis y penurias. El desconocimiento de su existencia se relaciona con una sociedad que disfruta del presente, olvida su pasado y es insensible al futuro. La abandono, por tantos años, lo hacen un lugar idea para dar un vistazo a las providencias de la presencia infinita, la simplicidad y lo complicado del recuerdo. Para convivir en armonía con otras culturas, chinos ,hebreos y musulmanes, es primordial aprender y conocer de sus milenarias tradiciones. Los datos históricos ,las descripciones detalladas y explicativas son el resultado de tres años de entrevistas personales, consultas de obras e investigaciones ,donde no es habitual hablar acerca de la muerte o del descanso final del cuerpo.
las ceremonias y las técnicas del Feng Shui intervienen como si la necrópolis anticipara una ciudad armónica ,donde los enemigos de ayer conviven compartiendo la mesa infinita del tiempo. Sin estorbarse, ni envidiarse el sitio de honor, lo único que no cambia es la vanidad en sus múltiples estructuras y direcciones. Las verdaderas jerarquías ,el espíritu y el intelecto, se refugian bajo la modestia. La inteligencia no suele asociarse con el orgullo o lo insignificante; por sobre el tiempo solo están el arte y la virtud. Según Confucio, el culto a los antepasados no es una ceremonia muerta, y perdurara mientras se practique la piedad filial, al decir "si nos cuidamos de los ritos funerarios de los padres y los proseguimos con los debidos sacrificios, cuando aquellos hace ya tiempo que murieron, la virtud del pueblos del pueblo volverá a ser solida.